lunes, 14 de septiembre de 2009

El lenguaje embozado del poder

¿Infierno o paraíso?...esto es lo que decidimos al utilizar nuestro lenguaje, cada vez que hablamos o damos a conocer un pensamiento hacia las personas estamos creando un intención, es decir, un porque lo decimos; no solo la intención es lo que vale, sino el como usar el lenguaje, que es lo hace que las personas queden satisfecha y se deje convencer del que intenta hacerlo.


“El lenguaje del poder es manipulador”, cierto; tal como lo dice la frase, es el gobernante el que da el parlamento, eso sí, no se sabe si para compartir sus opiniones o para enredar al oyente, pero al final y al cabo el pueblo se deja manipular de palabras y no de hechos.


Para Colombia el lenguaje del poder se vuelve común, porque no solo se adapta en la política sino que también en la sociedad; es más lo que se esconde que lo que muestra, haciendo que sus seguidores estén más convencidos.


Uno de los tantos ejemplos vividos en Colombia se encuentra el de los grupos armados ilegales, que según lo dicho se niega la existencia de estos que además lleva mas de 40 años, haciendo que sus causas no queden cesadas, por el contrario, este hace que cada vez se eleve mas.


Si nos referimos al mundo o a muchas personas que emplearon este poder tenemos como ejemplo a Hitler, que el supo hacerlo, con su parlamento de convencimiento manipulo a todo el pueblo haciéndoles colmar el corazón con palabra como justicia, seguridad, bienestar, salud, democracia y muchas otras que hacían que este se satisficiera por un gobernante de dichas palabras creyentes y sobre todo teniendo a su servicio los medios masivos de comunicación.


Sin embargo, concluiría que el filósofo Judío Filón de Alejandría tiene en ciertos aspectos la razón; el decía: “las palabras crean las cosas”, de cierto modo es verdad porque en ocasiones al decirlas lo creamos, pero si nos referimos literalmente nos estamos equivocando en pocas palabras también el filosofo Filón.

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